¿Se puede hablar de ética en la política internacional?

¿Realmente es posible, en praxis, ingresar factores éticos y morales al tomar decisiones a nivel internacional? ¿Puede existir lo “correcto” o lo “incorrecto” en la Política Internacional?
por Karen Turner

Decir que los hombres no toman en serio vivir en un mundo pacífico sería una exageración. Lo toman en serio, pero su seriedad aparece únicamente en la discusión superficial, mientras no perturbe las corrientes profundas de su práctica

– Jacks, 1924

 

 

En épocas modernas, donde casi todas las personas podemos saber qué y cómo están pasando las cosas en nuestro mundo, las decisiones que toman las altas esferas políticas son sometidas a alto escrutinio público, y cada decisión es cuestionada, sin embargo, muchas veces estas opiniones no son fundamentadas, lo que genera mucha desinformación en redes sociales. Pero, ¿cómo podemos comprender el porqué de las decisiones del globo?

Un excelente punto de partida al buscar entender el escenario internacional es entender primero cómo vemos y analizamos al mundo, que mayoritariamente es bajo la línea del paradigma realista de las Relaciones Internacionales (RRII), el cual se puede resumir en dos ideas; primero, que vivimos en un mundo anárquico en el cual toda acción de cualquier Estado tiene un interés de por medio, y que debemos analizar el mundo como es y no como debería ser. Además, es fundamental destacar que las interacciones entre países, son el resultado de su propia Política Exterior.  Entonces, ¿cuál es el objetivo de la Política Exterior? En pocas palabras, es salvaguardar al Estado y a sus intereses nacionales.

Entonces, teniendo ambos puntos claros, la cuestión sobre moralidad o preceptos humanos supuestamente universales al tomar decisiones que impacten a dos o más países se torna muy complicada. Detrás de una pantalla, es muy sencillo decir, “hubieran hecho esto o aquello”, “deben considerar a todas las vidas”, o “qué inhumana decisión”, sin embargo, ¿realmente es posible, en praxis, ingresar factores éticos y morales al tomar decisiones a nivel internacional? ¿Puede existir lo “correcto” o lo “incorrecto” en la Política Internacional?

 

La supuesta universalidad de lo ¨correcto¨: remanentes de la Guerra Fría

Con el final de la Primera Guerra Mundial, la comunidad internacional creía que la humanidad no era capaz de volver a cometer horrores de guerra y que como sociedad habíamos aprendido nuestra lección, pero no fue así y la Segunda Guerra Mundial (SGM) comenzó poco después. Si tratar de crear un entendimiento común durante el par de años posteriores a la SGM cuando todos tenían relativamente los mismos intereses en mente era una tarea extremadamente difícil, cuando comenzó la Guerra Fría se volvió casi imposible.

En una rivalidad abierta pero restringida, desarrollada entre los Estados Unidos (EE.UU.) -por ende, Occidente– y la Unión Soviética (SU), esta guerra pesó en varios frentes, pero la que impulsó la creación de una idea de “correcto” e “incorrecto”, fue el área propagandista.

Por un lado, el bloque capitalista se describió a sí mismo como “los buenos” que tenían en mente el mejor interés de la humanidad. La creación de una imagen de ellos como los que podrían ayudar a crear un conjunto más correcto de reglas y valores para todos se extendió ampliamente. La “bandera” de los derechos humanos y una enorme ayuda económica destinada a los Estados leales se utilizaron en gran medida para disminuir el poder y la influencia soviética, pero también como una forma de controlar todos los Estados posibles, alegando que todas las decisiones políticas y económicas se tomaron para un bien mayor, por lo tanto, cada decisión se justificaba bajo premisas morales -un caso muy significativo fue el Latinoamericano-. Desde el otro lado, el bloque socialista se imaginó a sí mismo como un firme creyente de la autodeterminación de las comunidades, y afirmó que las potencias occidentales no estaban ayudando a los diferentes estados a progresar, sino a alinearse con sus ideales, convirtiéndose así en títeres del sistema capitalista; como parte opositora, la moralidad se utilizó como justificación para ayudar a que ocurrieran varias independencias, especialmente en el continente africano. Sin embargo, con el colapso de la SU en 1989, las razones geopolíticas para la ayuda occidental se evaporaron, en consecuencia, la necesidad constante de presionar sus ideales con la misma fuerza que antes se hizo innecesaria, aunque tampoco se descuidó por completo.

Para inicios del nuevo siglo, los valores liberales se estaban introduciendo en todos los Estados desde varios ángulos, desde tratados internacionales hasta apoyos financieros e, incluso, a través de organizaciones internacionales multilaterales -la ONU es el más claro ejemplo-, lo que llevaba al centro de la discusión internacional las consideraciones éticas y supuestos valores universales. Es necesario recalcar que la intención de estos valores era mantener un orden global, y que bajo estos ideales la violencia es justificable, es decir, cualquier atrocidad militar cometida por quienes están en el poder puede justificarse bajo premisas morales.

 

Guerra Fría - Wikipedia, la enciclopedia libre

 

El interminable debate sobre qué es ético y cómo impacta el Sistema Internacional

Quizás la parte más complicada con respecto a este tema es cuando la definición de “ético” se introduce en la ecuación. Definir la ética y la moral ha demostrado ser uno de los debates más difíciles y complicados; al tratar de dar una respuesta a esto en la política, uno no debe pasar por alto otros debates de naturaleza similar, por ejemplo, ¨el fin justifica el medio¨, el dilema moral que surge en situaciones como “sacrificar a uno por el beneficio de la mayoría”, o el de los “bienes en competencia” como elegir entre la libertad personal y el bien común -siendo la pandemia del COVID-19 es el más reciente ejemplo-.

 

Este debate se complica aún más cuando recordamos que lo que actualmente conocemos como ético se basa en parámetros occidentales; se asume que el Sistema Internacional debe tener ciertos valores a su centro, valores occidentales impuestos con justificaciones éticas que se establecieron cuando Occidente habló de implementar programas de ayuda financiera en países de Tercer Mundo. Otra situación que complica la comprensión “universal” de la ética en la comunidad internacional son las introducciones del espíritu cristiano en las relaciones internacionales, al asumir valores cristianos como comunes, cualquier otra cosmovisión queda oprimida, creando hostilidad en países que no siguen la idea judeocristiana.

Pero, ¿por qué es necesario establecer estos criterios o morales a nivel internacional? Debido a que la ética y la moral justifican casi todas y cada una de las acciones, y dado que las potencias occidentales actúan constantemente de manera violenta, ya sea de manera activa o pasiva, hacia todos los que se oponen a su poder, se necesita una fuerte justificación de sus acciones. Los Estados se molestan en justificar su política porque su poder de acción depende del apoyo de sus ciudadanos; son ellos quienes proporcionan los recursos y los soldados para proyectar el poder y quienes deben estar convencidos de la legitimidad de hacerlo. Por esa razón, las creaciones de lo “correcto” y lo “incorrecto” dentro de contextos particulares dan forma a los parámetros de interacción, si todos internalizan un molde de conducta, no debemos justificar las razones de nuestras acciones, ya que ya serán entendidas por todos, de aquí el porqué de la presión occidental por la creación de una Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual empujó la agenda de ciertos países en su normatividad -el derecho de propiedad privada es el más claro ejemplo-.

As COVID-19 rages in India, scientist warns further waves 'inevitable' |  Reuters

 

Entonces, ¿puede existir Política Exterior ética?

Tan antiguo como es, el Realismo de las RRII ha demostrado continuamente ser correcto al comprender las relaciones internacionales y cómo los Estados suelen actuar cuando se encuentran en ciertas situaciones. Incluso si se desea y prefiere el diálogo para mejorar nuestras relaciones y crear algo lo más cercano posible al “terreno común”, en medio de la lucha y la presión -desde dentro y fuera de sus fronteras- los Estados tienden a devolver lo que mejor saben. Nos enfrentamos al hecho de que el principio del autosacrificio nacional, sin el cual es imposible una ética internacional, es uno que los gobiernos existentes del mundo no pueden admitir, ya que todos los gobiernos son órganos producto del nacionalismo; es decir, existen con el propósito principal de evitar que el interés nacional sea sacrificado.

Como pudimos ver, hablar de política que involucra ética es una situación realmente compleja y complicada, en realidad es prácticamente imposible hablar de ética en la política internacional, los parámetros de la moralidad se encuentran en los límites del beneficio propio de un grupo selecto de Estados que buscan mantener el status quo. Hay que tener muy en cuenta que si dentro de sus propias fronteras, donde se supone existe cierta homogeneidad poblacional, muchos gobiernos batallan en mantener al grueso de su población satisfecha, ¿qué podemos esperar de los gobiernos de más de 140 países y toda su ciudadanía? Tomando esto en cuenta, una pregunta que considero se acerca más a la realidad de nuestra sociedad actual y que se queda como objeto de cuestionamiento personal sería: ¿podríamos incluir consideraciones éticas al hacer Política Exterior?

 

por Ana Sofía Rivera

 

 

Referencias

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Jacks, L. P. (1924) “An International Ethic”, Foreign Affairs, 3(2), pp. 266-276. Disponible en: https://www.jstor.org/stable/20028370

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Pratt, C. (2000) “Ethical Values and Canadian Foreign Policy: Two Case Studies”, International Journal, 56(1), pp. 37-53. Disponible en: http://www.jstor.org/stable/40203530

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