Para el escritor mexicano Guillermo Fadanelli, la literatura «es importante porque es una mentira» y afirma sobre la relación con los lectores que «los escritores no somos guías ni damos consejos, ni somos sacerdotes; pero a través de contar mentiras podemos encontrar sujetos (lectores) que completen nuestra mentira y extiendan la imaginación, la posibilidad de la crítica, la idea de si mismos».
Así lo expresó en una conversación con la artista y también escritora Amandititita que se llevó a cabo en el Jardín Guerrero como parte de las actividades del Hay Festival Querétaro, y en la que abordaron temáticas como la amistad y la importancia de dar espacios editoriales a autores poco reconocidos, además de la literatura.
Amandititita contó sus propias experiencias en la creación literaria así como sus primeros encuentros con Fadanelli en la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), cuando ella era estudiante de la Escuela de Escritores y él profesor, con quien después estrecharía una gran amistad.
«Yo me quedé fascinada por este personaje tan agresivo y tan mal portado, me parecía algo increíble […] yo venía de leer los clásicos y toda esta cosa muy seria de lo que es escribir, y de pronto dije: también se puede escribir y divertirse» profundizó la artista sobre las lecturas que Fadanelli le inculcó.
Amandititita destacó también la labor que el escritor ha realizado, a través de Moho, su editorial, por publicar a «propuestas literarias de escritores malditos o desgraciados, escritores que no son nadie».
«No hablaré de editorial Moho, espero que quede en la inexistencia y en el rincón, y que no progrese porque si el mundo en el que vivimos ha progresado estamos jodidos» apuntó por su parte el autor, y agregó que «la desconfianza ante la autoridad, cualquiera que esta sea, ha sido una de las constantes de Moho, también la individualidad y la literatura».
«Es importante que los escritores, por lo menos los que yo publico, no sean fácilmente ubicables, que no los vendan como jabones, que sean extravagantes pero no payasos, que su extravagancia venga del pensamiento y de la crítica, y que han vivido una vida interna, puede ser también externa, en el desasosiego y la intranquilidad», enfatizó.
