La contemplación, necesaria para ver narrativas no contadas, compuesta por luz y oscuridad en las historias que contamos, es una característica del festival de cine documental Ambulante. Una de sus primeras películas en exposición fue Copa 71, que justamente permite contemplar la historia del Mundial Femenil del 71 en México, cuya luz y oscuridad recién llega a nosotros desde los recuerdos de sus protagonistas 50 años después.
Es un episodio en la historia de lo que es el fútbol femenil y sigue el viaje de jugadoras que se reunieron en 1971 a pesar del poco apoyo y los intentos activos de sabotaje por parte de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), y lograron organizar el primer torneo mundial de fútbol femenil que, aunque no es ‘oficial’, sí es histórico.
Los directores de Rachel Ramsay y James Erskine entrevistan a algunas jugadoras de los equipos de Inglaterra, Argentina, México, Francia, Dinamarca e Italia que se reunieron en la Ciudad de México en agosto de 1971 para disputar la Copa de Fútbol Femenil.
Para un país que aún es profundamente machista, así como lo fue hace 50 años, la escala del torneo es monumental y miles de personas, más de cien mil, se reunieron en el Estadio Azteca y en el Estadio Jalisco para observar los partidos históricos que impulsaron la Copa Mundial Femenil, la oficial.
Aunque pareciera que, en la luz, la película muestra a los asistentes del Festival Ambulante un escenario utópico para las jugadoras, un momento icónico en sus vidas y un momento de celebración y pasión por uno de los deportes favoritos del mundo, también nos recuerdan las dificultades que tuvieron por ser mujeres.
Aún, el fútbol es dominado por hombres; las luchas por igualdad de salarios y condiciones para jugar que hoy se muestran, en aquel entonces apenas fueron escuchadas e, inclusive, el hecho de que las jugadoras mexicanas decidieran armar una huelga para pedir que les pagasen un sueldo (no igualdad salarial, que les pagaran en serio) terminó en un rotundo fracaso.
El documental sin duda nos muestra la belleza de jugar fútbol, la pasión que genera apoyar a tu equipo y la alegría de un pueblo que recibió a más extranjeras con los brazos abiertos. Como debe ser un documental, también nos muestra las peores actitudes del machismo y nos recuerda que, hace 50 años y como ahora, lo que mueve al fútbol sigue siendo el dinero.
Mánelick Cruz Blanco