Hablar de guerra es hablar de conflictos políticos, conflictos sociales, lucha de poder, vidas humanas y brutalidad antes que humanidad. No hay ninguna razón tan justificable para llegar a tal barbarie, sin embargo, las partes enfrascadas en el conflicto siempre encontrarán una razón que llamarán “justificada”, para mediante la brutalidad obtener lo que desean.
Esta es parte de la historia que ha conformado a nuestro planeta y todo se ha documentado tanto en textos, como en arte pictórica, ejemplo de esta última es la disciplina llamada fotoperiodismo. Este género del periodismo está basado en la fotografía, el diseño gráfico y el video, a través de los cuales se busca plasmar las historias visualmente.
La utilización de esta rama del periodismo ha sido imprescindible para el registro de los acontecimientos históricos tales como las guerras, por lo que el periodismo de guerra ha tenido un énfasis importante, ya que retrata la realidad desde dentro de los puntos de conflicto. Una realidad a veces disfrazada por los discursos de las partes que accedieron a originar el conflicto.
El fotoperiodismo habla por sí solo, por encima del disfraz que se le quiera poner a la realidad, una fotografía dice más que cualquier discurso. Este es el caso de los trabajos concursantes dentro de los premios Pulitzer 2023, donde Emilio Morenatti y Bernat Armangué fueron premiados por la cobertura que han realizado durante la guerra en Ucrania.
Estos españoles, trabajadores de la agencia AP, han logrado hacer un espectacular trabajo mostrando la realidad que se vive detrás de los discursos de justificación para el ataque. Emilio y Bernat han logrado documentar y sensibilizar con sus fotografías, es casi imposible observar el trabajo completo sin sentir un nudo en la garganta, el simple hecho de imaginar que cada observador pudiera ser el que tenga en sus brazos a su hijo, o quien esté postrado en el suelo con su perro al lado esperando. No hay manera de no sentir nada.
Fotografías de mujeres embarazadas que se encuentran postradas en el suelo, lesionadas pero cubriendo su vientre, salvaguardando a toda costa la vida de sus hijos; hombres y mujeres de edad avanzada que con sus deficientes fuerzas curan a otros las heridas que les han causado las explosiones que les tomaron por sorpresa. Todas y cada una de estas imágenes no son más que el retrato de la realidad, una realidad cruel que viven miles de personas, realidad que nosotros olvidamos en el día a día.
Sin embargo, no es una realidad tan diferente a la que se vive en nuestro país, si bien en México no hay declarada una guerra con misiles y explosivos, llevamos años situándonos en las posiciones más altas de las estadísticas, como uno de los países más violentos del mundo. ¿Qué diferencia puede existir de la crueldad que se vive allá, con la crueldad que se vive aquí?
En nuestro país miles de personas mueren a causa de la violencia del narcotráfico. En México las mujeres viven con temor a ser violentadas y no sólo en las calles, también en los hogares, estamos enfrascados en una guerra silenciosa desde hace mucho tiempo.
Tan solo durante el primer semestre de 2022 se registraron 15 mil 561 homicidios en México, es decir, que la tasa fue de 12 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, y si estos números parecen ser altos, no se comparan con los de años anteriores[1].
El pasado 2020 ha presentado la tasa más alta de muertes por homicidio en México, al haber registrado 18 mil 057 casos; esto significa que ya se han reducido los casos de muertes por homicidio, sin embargo no es para festejar, ya que aún seguimos siendo un país con extrema violencia.
Y de todo esto también existe registro pictórico gracias al fotoperiodismo, en México se ha retratado el cúmulo de asesinatos, la pobreza extrema, la violencia hacia las mujeres, y no sólo se ha quedado en el registro, sino que también se han montado exposiciones que deberían servir para hacer conciencia del nivel al que estamos viviendo hoy en día.
Este tipo de concepto ha evolucionado gracias a la tecnología, ya que ahora se ha migrado al fotoperiodísmo digital; como era de esperarse, se tenía que incursionar en el internet, ahora todo avanza a un ritmo que antes no conocíamos. Hoy no sólo se monta una exposición y te desplazas para poder disfrutarla, hoy podemos gozar de un sinfín de exposiciones aquí y en cualquier parte del mundo, gracias a los avances tecnológicos que nos permiten estar conectados y hacer hasta viajes virtuales por salas de museos y galerías de arte.
Un ejemplo de esto es el Museo del Louvre, uno de los museos de arte más grandes del mundo, que ofrece un recorrido virtual para que puedas visitar todas sus salas con una experiencia de 360 grados.
La incursión del internet, sin embargo, no ha sido para todos lo mejor que pudo haber pasado, los artistas del fotoperiodismo no han estado completamente de acuerdo con el cambio, ya que si bien su trabajo no llegaba con tanta rapidez ni a lugares tan remotos, sí era una actividad que implicaba todo un arte, no sólo para tomar los momentos adecuados, sino para revelar cada una de esas fotografías utilizando los químicos a la perfección para evitar daños en una fotografía que jamás se podría recuperar.
Hoy cualquiera toma fotos y mucha gente ha logrado capturar momentos sin duda valiosos para ser retratados y en lugar de ir a revelar sus fotos las guardan en la memoria de las cámaras o hasta del celular, si existiera un error en la impresión sólo se busca en la memoria y se vuelve a imprimir.
Grandes avances sin duda, pero también sin duda se está perdiendo un poco del arte que era esperar hasta retratar el momento perfecto, el arte de revelar con tanta delicadeza y entrar en ese cuarto oscuro para obtener el resultado de una búsqueda de momentos perfectos.
Hoy los eventos históricos y acontecimientos de la naturaleza están siendo revelados por un sinfín de personas que inundan las redes sociales con material visual, lo que al parecer está generando una crisis dentro del periodismo por la facilidad con la que cualquier persona, sin importar si es o no especialista en los temas o en el periodismo, puede crear contenido escrito o visual.
Basta tener solamente un celular para grabar y tomar imágenes que luego serán distribuidas por todas la redes sociales y, sin importar su veracidad o el contexto en el que se dieron los hechos, se generará información que llegará a miles de personas. Esta es la nueva realidad del periodismo, avanzar con pasos agigantados y evitar ser rebasados por la información de gente no especializada que sólo por mero gusto quiere dedicarse a generar información.
Según cifras del INEGI, dentro de la Encuesta Nacional sobre disponibilidad y Uso de TIC en Hogares, ENDUTIH 2021, de los 88 millones 562 mil 249 usuarios de internet que se registraban hasta esa fecha, el 96.8 por ciento lo hacían a través de un celular inteligente[2].
Esta es una de las razones por la cual hoy en día las noticias, a través de imágenes o videos, recorren el mundo en lapsos muy cortos de tiempo.
Por otra parte no todo es tan malo, ya que el flujo de información es mucho más ágil, se puede llegar mucho más rápido a la gente, y lograr comunicar en ocasiones hasta en el momento preciso que están sucediendo las cosas, sin embargo, la línea entre lo positivo y lo negativo es muy delgada, se necesita retomar el compromiso para ser un periodista de profesión, con las bases necesarias para comunicar efectivamente, no sólo tener las ganas y acceso a internet.
Los avances tecnológicos traen consigo ventajas y desventajas, y como en todos los aspectos se tiene que ir avanzando y acoplándose a las nuevas formas, lo único que resta es seguir manteniendo los estándares de calidad en las muestras pictóricas que se quedarán por siempre en el archivo histórico de los sucesos más importantes.
Diana Cardona