¡La reina ha muerto, que viva el rey! Finalmente, después de décadas de espera el príncipe Carlos ha tomado posesión del cargo para el que se preparó toda su vida. A casi tres meses de que el Reino Unido haya perdido a quien fuese un símbolo entre los británicos, así como toda una institución ante los países de todo el mundo, se podría decir que el futuro de la corona es incierto.
Y con lo anterior no me refiero a la línea de sucesión, que claramente está definida; la reina Isabel II fue la cabeza de la Iglesia de Inglaterra, así como su jefa de estado durante 70 años y durante todo este tiempo su eterno heredero hizo lo posible por ganarse a la Commonwealth cumpliendo con sus deberes reales lo mejor que pudo, esperando el momento de reformar la monarquía como siempre soñó, el problema en esto es que no todos están de acuerdo con su coronación ni sus intenciones de reforma.
Esto se debe, sobretodo, a que con el pasar de los años la imagen del, entonces, príncipe de Gales ha sufrido de innumerables altibajos a causa de su ideología progresista, ambientalista y hasta cierto punto tachada de rebelde, en comparación con las tradiciones y protocolos tan férreamente arraigados por su madre; tanto por los innumerables escándalos tan popularmente conocidos, pues ¿quién no ha escuchado sobre los chismes de Carlos, Diana y Camilla? Sin mencionar que más recientemente se ha divulgado la personalidad caprichosa y obsesiva que caracteriza al nuevo rey.
Todo lo anterior ha llevado al mundo entero a preguntarse lo mismo, ¿qué pasará con la monarquía ahora que la reina no está?
Para intentar responder esta pregunta podríamos comenzar por enumerar algunos de los puntos a favor que tiene el neófito rey, y es que a pesar de todas las historias de terror que se difundieron por el mundo, existe un personaje más complejo que tiene en sus manos la posibilidad de cambiar la historia y cuya elección definirá el futuro de una tradición de siglos. Es por eso que desde hace años el equipo de prensa del nuevo soberano ha realizado una de las campañas de limpieza de imagen más exhaustivas para mejorar la aprobación tanto de Carlos como de Camilla; proyecto que hasta el momento parece haber rendido frutos pues ha conseguido un buen buen nivel de aprobación según varias encuestas.
Además que desde sus primeros días como monarca ha implementado reformas importantes dentro de los protocolos reales, pues uno de sus primeros cambios significativos fue declarar que no habitará en el palacio de Buckingham, sino que lo utilizará únicamente para reuniones oficiales y según declaró hace algunos años abrirá al público las más de 700 habitaciones. Mientras tanto habitará entre semana su querida Clarence House y los fines de semana se encontrará en el Castillo de Windsor. Esta decisión la habría justificado con los altos costos que implica mantener en buenas condiciones el Palacio de Buckingham, que además será remodelado próximamente, aunque si lo analizamos fríamente, habitar tres palacios implica un gasto mayor, ¿no?
Otro de los cambios que ha impulsado ha sido la imposición de sus dos hermanos, la princesa real Ana y el príncipe Eduardo para que puedan continuar al servicio público, pues según el protocolo le corresponde a los cinco miembros de la familia real mayores de 21 años el cumplir con estas encomiendas, que estarían asignadas a los duques de Sussex. Sin embargo, dada la situación, se busca que los hermanos del rey sean quienes cumplan con los compromisos reales.
Y si bien hasta el momento estos no son cambios tan significativos, han logrado apaciguar a sus críticos y a los países que previo a la muerte de la reina estaban considerando desprenderse de la Commonwealth, entre los que se encuentran Australia y Canadá, pero tras el deceso de la reina decidieron continuar en la asociación por respeto a su memoria.
Aquí es donde las cosas se pondrán turbias para Carlos III pues a pesar de alcanzar un 65% de aprobación entre los ingleses no se puede comparar con el 86% que tenía su madre, sobre todo si consideramos que recientemente surgió un nuevo obstáculo que nos ha traído de vuelta uno de sus momentos más oscuros y cuando fue más repudiado, The Crown.
La temporada más reciente de una de las mejores series de Netflix retrata la vida de la reina Isabel II y, por ende, todos los conflictos que tuvo Carlos con la princesa Diana, entre los que figura el affair del entonces príncipe con su actual reina consorte que recordemos, también estaba casada. Esto solo ha causado que una nueva generación de espectadores odie y repudie al actual rey.
Lo pudimos observar hace algunas semanas cuando en una visita a York tanto Carlos como Camila fueron atacados por un hombre joven, quien les arrojó huevos y al que varias personas apoyaron abucheando a la pareja real.
Y bueno, si esto no es suficiente mal augurio para el futuro de la corona, también podríamos analizar algunos de los presagios que según especialistas vaticinan el final de la monarquía británica como la conocemos. De entrada se especuló mucho si el nombre que elegiría Carlos sería Carlos III, pues la asociación con los anteriores monarcas que llevaron su nombre se considera como un mal presagio puesto que el reinado de ambos se caracterizó por los problemas con el parlamento, revoluciones sociales y conflictos religiosos, llevando incluso al primero a la muerte por decapitación.
Sin embargo, este no es el único indicio del pasado que predice el complicado reinado que espera a Carlos pues el conocido profeta Nostradamus supuestamente también habría previsto la caída de la monarquía en el siguiente poema.
“La muerte repentina del primer personaje, será cambiado y pondrán a otro en su reino. Al final de la guerra (que podría ser la de Ucrania), las grandes potencias cambian. Cerca de la costa, nacen tres hermosos niños. Arruinarán al pueblo cuando sean mayores de edad. Cambiarán el reino y no lo verán crecer más. Asumirá el trono un hombre que nunca esperó convertirse en rey.”
Muchas personas interpretan que los tres niños de los que habla el profeta francés podrían tratarse de los hijos de Carlos, William y Harry, además de su prima Beatríz. Sin embargo, teorías más descabelladas sugieren que hay un tercer hijo del rey, pues el año pasado un hombre llamado Simon Dorante-Day aseguró ser el hijo secreto de Camila y Carlos, lo que lo convertiría en el legítimo heredero de la Corona, coincidiendo con la premonición.
De lo que sea de cada quien, solo se puede esperar para ver el futuro del reino, la Commonwealth y la monarquía, pues por más que insistan los ingleses en que se pase la batuta a Willian, es seguro que Carlos III no soltará tan fácilmente el puesto que por más de 50 años estuvo esperando
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por Caro Olvera