Guerra en Ucrania ¿Qué podría pasar con México?

Joel A. Bravo, profesor de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro, habló sobre algunos escenarios económicos y políticos que podría enfrentar México como consecuencia del conflicto
Tanques rusos avanzan en dirección a Kiev/ Foto: EFE

Por Mánelick Cruz Blanco

La guerra en Ucrania comenzó a generar estragos desde el primer día. Unas horas después del inicio de la invasión de Rusia, anunciada por el presidente Vladimir Putin como una “operación especial” para el “mantenimiento de la paz” y reconocer las independencias de Donetsk y Lugansk se reportó la caída de los mercados mundiales y un aumento del precio del petróleo a más de cien dólares por barril.

Incertidumbre económica como esta, y precios del crudo tan altos, no se veían desde 2014, durante el último conflicto entre las dos naciones que terminó por la ocupación y posterior anexión de la Península de Crimea a Rusia. Sin embargo, a diferencia de esa ocasión, esta vez Rusia comenzó una invasión a gran escala por varios frentes, aprovechando incluso su alianza regional con Bielorrusia. Estos ataques levantaron indignación internacional y las dudas sobre la posibilidad de que una nueva guerra, en la que se involucra una de las potencias nucleares más poderosas del planeta, afecte, de manera irremediable, la configuración geopolítica internacional.

Para Joel A. Bravo, profesor de la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Campus Querétaro, el papel de México, tanto por su tradición diplomática, como por ser un país productor de petróleo, así como por su cercanía con los Estados Unidos, podría tener implicaciones que afecten tanto a la población del país, como a al proyecto de nación que promueve el presidente Andrés Manuel López Obrador.

En ese sentido, el profesor Joel Bravo recordó que México es parte, temporalmente, del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, lo que le permitiría “surfear” en esta crisis. En ese sentido, destacó el académico, el margen de maniobra para sacar más provecho de esta crisis, ya sea política y económicamente se da por dos razones: la primera es que los diferentes grupos de poder dentro de EEUU están haciendo que Joe Biden no sea un presidente fuerte, como lo ha sido tradicionalmente, lo que permitiría al gobierno mexicano tener una oportunidad interesante de navegar sin enfrentarse a EEUU pero tampoco apoyándolo incondicionalmente.

En ese sentido, pese a una definición poco clara en los primeros días, que inclusive contó con el reproche de la embajadora ucraniana México, dio un giro unos días después al condenar, públicamente, lo que el gobierno mexicano, en voz de canciller Ebrard, calificó como una invasión. Sin embargo, a diferencia de prácticamente todo el bloque Occidental (incluyendo países tradicionalmente neutrales como Suiza y Suecia), México no ha acompañado las sanciones ni económicas y políticas que se han promovido. Inclusive, el presidente López Obrador se justificó diciendo que “queremos tener buenas relaciones con todos los gobiernos”, además de promover el diálogo. Y también criticó la medida de censurar los medios de comunicación estatales rusos: Russia Today y Sputnik.

Aún así, la posición Mexicana en Naciones Unidas fue el acompañar tanto la iniciativa que condenaba la invasión en el Consejo de Seguridad, como la resolución aprobada por 141 países en la Asamblea General de la ONU, que ni siquiera contó con el apoyo de países latinoamericanos que tradicionalmente apoyan a Rusia, como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Al respecto, Bravo recordó que, finalmente, “México ocupa uno papel de liderazgo, nos guste o no” en la región, y cabe recordar la cercanía del gobierno actual con el régimen de cuba, y su ambigüedad con el régimen de Nicolás Maduro.

La inflación y el margen de maniobra del gobierno

En una economía de guerra, recuerda Bravo, se hace patente la importancia del petróleo y los hidrocarburos que aún tienen peso en el mercado mundial. En ese sentido, consideró que, en el corto plazo, esta subida de precios del petróleo significaría un aumento de 40 dólares con respecto a las previsiones del gobierno mexicano en el presupuesto de egresos. “Se van a encarecer todos los refinados, entre ellos la gasolina”, asegura Bravo, lo que también implicaría un panorama inflacionario en el que la canasta básica reportaría aumentos ante la subida de los costos de transportación, situación que no pinta nada bien tomando en cuenta que aún estamos arrastrando los estragos causados por la pandemia de COVID.

Asimismo, recuerda Bravo, se tiene que tomar en cuenta la posición que tomarían otros países productores de petróleo “con mayor capacidad de abrirle al grifo“ del petróleo que México, en especial los países del Golfo Pérsico, así como los mismos Estados Unidos. “Conforme los otros productores se pongan de acuerdo y puedan abrir más rápido su producción, ahí sí nos va a afectar porque no vamos a poder colocar nuestro petróleo, que además no es de la mejor calidad”, sostiene.

Al inicio de la crisis, el gobierno de López Obrador anunció que mantendría los subsidios a las gasolinas y buscaría “echar a andar” las plantas eléctricas que no requieran gas para garantizar el abasto de energía. Sin embargo, para el profesor Bravo, la eficiencia de estas medidas dependerá de los factores: la temporalidad del conflicto y si la infraestructura eléctrica tiene la capacidad de sostener la suficiencia energética. Por otra parte, el subsidio a las gasolinas dependerá también de “cuánto se alargue el conflicto”, porque existe la duda de el origen de los recursos para mantenerlo en una escenario de guerra larga. Para el profesor Bravo, existe la duda de “hasta qué punto se puede estar soportando un techo de subsidios y si se pueden dejar de lado otros proyectos del gobierno”, bajo el cálculo de “si será una decisión política y no económica, tomando en cuenta si es prioritario evitar un alza desmesurada de las gasolinas” por parte del gobierno, además de que habría que esperar cuánto tiempo y con qué porcentaje de aumento pueden afectar los precios de las gasolinas a las finanzas gubernamentales.

¿Reforzamiento de la posición gubernamental en temas energéticos?

Por otra parte, pese a la incertidumbre económica que ha provocado la propuesta de Reforma Energética por parte del gobierno actual, para el doctor Bravo está crisis podría reforzar la posición del gobierno. Tanto en el sentido de la importancia de las energías tradicionales, como en la importancia de un mayor control estatal ante la volatilidad de los mercados por crisis coyunturales cómo está.

Puede inclusive reforzar la posición energética (del gobierno), si el conflicto se alarga, vendrían subidas energéticas tremendas”, vaticina Bravo, y ejemplifica con las dificultades a las que se enfrentará Alemania, cuyo gas se importa en un 40 por ciento de Rusia, y que, además, se vio en la necesidad de suspender un proyecto de gasoducto que conectaba a ambos países. Ahora, y ante las sanciones, tanto Alemania como Europa en general se han visto en incertidumbre ante las relaciones energéticas de las que dependen de Rusia.

Me atrevería a decir que podría beneficiar la expectativa gubernamental de querer controlar más”, asegura, bajo la justificación de que “vamos a evitar lo de España, donde no hay una regulación, entonces necesitamos un estado más fuerte en materia energética”. Asimismo, podría reforzar la posición del gobierno en lograr, de alguna forma, el autoabastecimiento de gasolinas con la construcción de la Refinería de Dos Bocas y la compra de la planta de Deer Park en Texas, aunque cuestiona si estos proyectos serían “suficientes” para lograr el objetivo.

Finalmente, el gobierno, según Bravo, podría aumentar su inversión en infraestructura social, inclusive, “por ejemplo el Tren Maya, no estoy diciendo que haya más trenes, pero sí puede subir el gasto social en infraestructura: caminos, arreglo de carreteras, cosas muy específicas que, hasta cierto punto, pudieran, si no frenar la inflación, sí reactivar la economía ya que se generarán más trabajos auspiciados por el estado”, sostuvo. Sin embargo, todo esto, según su análisis, dependerá de un nuevo cálculo que haga el gobierno con respecto a “qué dejará de hacer”, en cuanto a proyectos gubernamentales, para afrontar una crisis que ya ha comenzado a afectar los bolsillos de los ciudadanos de todo el mundo.

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