Las especies marinas que habitan tanto en mares como en océanos están siendo cada vez más amenazadas por las toneladas de basura que se vierten en ellos. La degradación es cada vez mayor, especialmente en los últimos tres siglos, debido al incremento de los vertidos industriales y las aguas residuales procedentes de explotaciones agrarias y ciudades costeras.
Aunado a esto, figuran los residuos sólidos, principalmente plásticos, vertidos desde tierra o mar, que terminan siendo consumidos por algunas aves o peces, debido a que los confunden con alimento; de la misma manera representan un problema las redes de pesca, que muchas veces son abandonadas a la deriva, lo que provoca la muerte de una importante cantidad de fauna marina debido a que terminan enredados en ellas.
Por supuesto que hay otros factores que influyen al deterioro del océano, como plaguicidas, fertilizantes químicos, detergentes, hidrocarburos y materiales sólidos como el de las plataformas petrolíferas o plataformas petroleras cuyas megaconstrucciones son estructuras que funcionan para extraer petróleo y gas natural de los yacimientos del lecho marino.
Regularmente los accidentes en las plataformas y las fugas que llegan a presentarse en las tuberías son irreparables para los ecosistemas marinos, lo peor de esto, es que las corrientes marinas esparcen los derrames a lugares inimaginables.
Pero no sólo se trata de los percances que se llegan a presentar, se trata de las mismas plataformas, ya que para fijar sus estructuras se dañan los ecosistemas sin posibilidad a revertirlo, debido a que se hacen perforaciones en el lecho marino para poder instalarlas.
Debido a su actividad, las plataformas son propensas a sufrir accidentes que pueden ocasionar pérdidas de vidas humanas, derrames de petróleo y graves daños ecológicos. También pueden ser el blanco de terrorismo, por lo que varios países entrenan unidades especialmente para combatir estas acciones.
La arquitectura e ingeniería de cada una de las plataformas petrolíferas debe ser casi perfecta para evitar fugas o formaciones de respiraderos ya que esto podría contaminar, incluso, el agua dulce, así como provocar problemas de salud a quienes habitan cerca de donde pudiera presentarse una situación así, por lo que la prioridad siempre será mitigar posibles riesgos que afecten a la sociedad.
Hay algunas plataformas que son desmanteladas y desechadas cuando ha ocurrido un problema irreparable o han concluido las extracciones de algún pozo, que deberá ser tapado, esto, porque el cambiar la ubicación de una plataforma es mucho más costoso que deshacerse de ella.
De acuerdo con Baker Hughes Inc., hasta 2016 había en los mares y océanos mil 551 plataformas operando para la exploración o extracción de petróleo y gas.
Las plataformas no pueden, ni deberían dejarse abandonadas en altamar, debido a que los materiales con los que fueron construidas dañan los ecosistemas marinos, pese a esto, hay algunas excepciones, si la estructura de soporte pesa menos de 10 mil toneladas debe ser desmantelada, pero si es más pesada, y fue construída antes de 1999, se puede solicitar a la Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico Nordeste, OSPAR, una excepción para dejar una parte de ella en su lugar.
Existen super mega estructuras de plataformas como Hibernia que se ubica en el Océano Atlántico a 315 km de St. John’s, Newfoundland y Labrador, en la cuenca Jeanne d’Arc, en Canadá que se ha encargado de la producción desde 1997, la cual capaz de resistir impactos de icebergs de un millón de toneladas, su instalación superior es de 37 mil toneladas que descansan sobre una estructura base de 600 mil toneladas.
La plataforma más grande del mundo se encuentra en Rusia, se llama Berkut, su peso es de más de 200 mil toneladas y fue diseñada para soportar temperaturas de -44 ºC, olas y formaciones de hielo.
Eventualmente se espera que las plataformas petrolíferas desaparezcan y se logre una transición donde los hidrocarburos ya no sean el principal combustible.
Actualmente gobiernos y empresas trabajan para lograr cero emisiones de gases de efecto invernadero, un objetivo que se procurará alcanzar para 2050 y que fue planteado durante la Cumbre sobre la Acción Climática convocada por el Secretario General de la ONU, António Guterres, en el que 77 países y más de 100 ciudades asumieron dicho compromiso.
El petróleo es un recurso no renovable, un aceite natural formado por una mezcla de hidrocarburos provenientes de restos orgánicos fósiles acumulados en los océanos y sometidos a procesos de presión, temperatura y químicos. Además, es la fuente de energía que más se usa dentro de la economía mundial ya que de este se extraen un sinfín de productos sanitarios, tintes, jabones, zapatos y elementos como plásticos, gasolina (para la movilidad de las personas y movimiento de mercancías), fertilizantes sintéticos; también es usado para satisfacer nuestras demandas energéticas como calefacción, agua caliente y la misma electricidad.
Al paso de los años se han creado alternativas a esta energía con otro tipo de recursos naturales como el viento, agua y energía solar, pero los combustibles fósiles siguen siendo los más requeridos.
Por sus múltiples funciones, el precio del petróleo es determinante para el desempeño económico de todos los países del mundo e impacta tanto a países importadores como exportadores de petróleo.El petróleo genera, según las condiciones de la economía, un aproximado del 2.5% del producto interior bruto (PIB) mundial, y brinda casi un tercio de la energía total que utiliza la humanidad.
Ahora bien, para obtener este recurso se utilizan plataformas petrolíferas en los océanos para recolectar gas natural y petróleo crudo, un proceso que conlleva perforar los yacimientos del lecho marino para luego extraerlos. A la fecha no existe acceso desde tierra firme a las plataformas en aguas profundas, conocidas como plataformas offshore, regularmente esto se logra por helicóptero, transporte que se utiliza además para el traslado de personal. Gracias a diversas técnicas y tecnología permanecen inmóviles y soportan todo tipo de inclemencias meteoceánicas.
Tipos de plataformas petrolíficas
Existen dos tipos de plataformas: fijas o flotantes, las primeras descansan sobre el lecho marino, tienen una capacidad de hasta 400 personas, se emplean en aguas poco profundas y suelen dedicarse a la producción y perforación. Las segundas se mantienen inmóviles debido a su propio peso, pueden albergar hasta a 200 personas, están construidas de hormigón reforzado con acero con espacios libres internos que permiten controlar la flotación hasta su lugar de colocación (pontones).
Lo ideal es que las plataformas no sean fijas, sino flotantes, debido a que esto impacta, ecológicamente hablando, menos los ecosistemas, aunque claro está que siguen provocando daños, como la alteración de los patrones de migración, comunicación, caza y reproducción de animales marinos, en especial, de mamíferos acuáticos como la ballena y el delfín.
Las plataformas fijas en aguas poco profundas constan de columnas que soportan las cubiertas con los equipos e instalaciones de producción, pueden ser de hormigón o acero, las cuales se extienden desde la plataforma superficial hasta el fondo marino y ahí son fijadas con grandes estructuras de hormigón, lo que les brinda estabilidad, capacidad de carga y soporte ante los fenómenos naturales.
En ellas, están equipos de perforación, se almacenan materiales, alojan personal y lo necesario para la producción de los pozos. Esto, se hace teniendo en cuenta que la producción será rentable, por un largo periodo de tiempo.
Este tipo de plataformas son por mucho las que más afectaciones traen tanto al lecho marino como a los humanos, debido a que los contaminantes que se acumulan principalmente en las profundidades del océano, son ingeridos por pequeños organismos marinos y aquí es donde se introducen en la cadena alimentaria.
Mientras tanto, dentro de las plataformas flotantes existen barcos perforadores, semisumergibles y plataformas con piernas tensionadas (TLP), éstas dos últimas son más estables que los barcos, aunque a su vez las embarcaciones pueden cargar equipos más grandes y tienen la capacidad de trabajar en aguas muy profundas.
Las plataformas semisumergibles tienen dos pontones que permiten el traslado de la plataforma en cuestión, e incluso, esos pontones cuentan con sistemas de propulsión, lo que hace la tarea más fácil, aunado a estos pueden llegar a perforar hasta los 2 mil 500 metros. Mientras tanto, los barcos perforadores son autopropulsados y poseen cascos aerodinámicos semejantes a los de un buque, por lo que son una gran opción, ya que se puede mover a altas velocidades con bajo consumo de energía, otra de las características es que no requieren reabastecimiento frecuente ya que tiene suficiente espacio de carga, algo de lo que flaquean las plataformas. A partir del lecho marino pueden perforar desde los 300 hasta los 12 mil metros de profundidad.
Las plataformas con piernas tensionadas o TLP (Tension Leg Platform) logran la perforación en aguas con profundidades mayores a 600 metros. Están sujetas mediante cables de ancla fijados en el fondo marino y se mantiene en la superficie mediante columnas flotantes.
Además de estas estructuras, existen muchas otras que se han ido creando al paso del tiempo para hacerlas rentables y seguras, las cuales incluyen mayor tecnología para lidiar con las adversidades del océano, pero también para soportar las condiciones meteorológicas que van desde corrientes marinas, vientos, oleajes, mareas y hasta sismos. Y es que en ellas suelen habitar los trabajadores que operan.
Aunado a lo anterior, la reducción de las reservas del petróleo y gas, tanto en tierra como en mar ha obligado a los ingenieros del mundo a desarrollar nuevas estructuras para aprovechar reservas que hasta no hace mucho eran inaccesibles.
“Individualmente, somos una gota. Juntos, somos un océano”,
Ryunosuke Satoro
Por Lu García
