La cartelera de esta temporada muestra una variedad de propuestas artísticas que nos recuerdan, una vez más, lo nutrido que puede ser el cine. Uno de los títulos más esperados en las salas mexicanas es “Flow”, ganadora del Golden Globe por Mejor Película Animada, entre muchas otras. Venciendo películas como “Moana 2” o “Intensamente 2”, “Flow” funge como faro de esperanza para los amantes de la animación, históricamente desairados en las temporadas de premios. Ahora está nominada como Mejor Película Animada en los Oscars 2024 y, como grata sorpresa para todos, como Mejor Película Internacional.
En “Flow”, un pequeño gatito gris (acorde a un tweet de su propio creador) se encuentra con una aventura cuando una inundación toca a su puerta. Dejando todo lo que conoce atrás, nuestro protagonista deberá enfrentarse a sus propios miedos mientras descubre lo importante (y por lo mismo, complicado) que es la creación activa de comunidad para poder sobrevivir a momentos de crisis.
Técnicamente hablando, la animación de “Flow” ha destacado por exclusivamente hacer uso de Blender, el software de código abierto. La cinemática de la película ha sido elogiada por su dinamismo, que invita al espectador a adentrarse como lo haría en un videojuego. La cámara acelera y gira con precisión narrativa, por lo que, aunque no cuenta con diálogos, la exploración del mundo mantiene la atención de chicos y grandes. Y sí, contrario a los juegos de edición que muchos creadores de contenido utilizan para mantener la atención de los niños en Youtube (pensando en Mr. Beast o Yoloaventuras, entre otras cuentas que inundan los celulares y tabletas en las escuelas primarias), “Flow” se sirve de imágenes bellas, escenas únicas y provocadoras, que sin sobreestimular al espectador lo mantiene atento.
Las películas animadas están teniendo un revival entre el público, con éxitos rotundos no sólo para Flow, pues su cifra taquillera está precedida por Robot Dreams. Este film también provocó un fenómeno magnético entre jóvenes y adultos que estaban fuera del nicho de los amantes de la animación, debido a la fuerte carga emocional en la historia y a la recomendación en redes sociales de distintos críticos.
Estas películas no sólo comparten el terreno de la animación, sino que comparten otra característica fundamental: ambas son “mudas”, sin diálogos. En una sociedad hiperacelerada en la que la atención es una moneda de cambio y la capacidad de concentración un lujo, estos largometrajes mudos ponen a prueba lo que significa la inmersión del espectador, sobre todo cuando pueden ser muy jóvenes. Flow tiene clasificación PG, es decir, se recomienda que los niños la vean con guía de los padres (Robot Dreams es PG-13, con guía de los padres para niños mayores de 13 años), haciendo de las salas un espacio plural.
Hay un debate entre la idea de combatir el adultocentrismo y, por otro lado, no invadir los espacios pensados para el público infantil. Fenómenos así se vivieron con los bronies (brothers who likes ponies, haciendo referencia a fans adultos de My Little Pony) y hoy en día sucede con animaciones como Bluey. Y es que es una conversación con muchas dimensiones; por un lado, los adultos que disfrutamos de la animación podemos priorizar elementos cómicos y estilísticos a la par que el guion, aunque podría caer en segundo lugar en algunas ocasiones. Pero no se puede negar que un gran porcentaje de la animación creada en occidente está hecha para el público infantil, por lo que es entendible que muchas experimentaciones artísticas se lleven a cabo en series como Teen Titans Go! o El Mundo de Gumball. Por otro lado, la animación para adultos, a pesar de todas las pruebas a su favor, todavía no es siempre tomada en serio como obra artística, casi relegada a productos cómicos.
Pareciera que históricamente esta lucha territorial por el espacio de la animación se refleja también en la Academia. “La Bella y la Bestia” fue la primera película animada nominada a “Mejor Película”, perdiendo contra “El Silencio de los Inocentes” y provocando así la conversación acerca de un nuevo tipo de categoría, enfocada a la industria de la animación. Y, aunque esto es muy valioso, pareciera que este terreno se confunde con la categoría “película infantil”, al mismo tiempo, relegando las películas infantiles no animadas al olvido.
Flow vendió un millón de entradas en México en 15 días. Las películas animadas que han sido nominadas a “Mejor Película” para el Óscar han sido Up (2009), Toy Story 3 (2010), y La Bella y la Bestia (1991), hasta ahora, ninguna película animada ha ganado ese título. Otras películas animadas nominadas a “Mejor Película Internacional” han sido “El Niño y la Garza” (2023) y “Vals con Bashir” (2008) y tampoco ganaron en esa categoría.