Tomé esta foto del Planeta Saturno, el Señor de los anillos, desde el Observatorio “Mi Azotea”, que ya ha capturado decenas de objetos desde nuestro cielo queretano.
Buscaba hacer algo de divulgación científica y aportar una pequeña semilla de conocimiento de todo aquello que nos rodea y de lo que a veces, no somos conscientes por el trajín de la vida.
Creo que es uno de los Saturnos que mejor he logrado. Esto, porque está en oposición, es decir, que está en un momento cercano a la Tierra, ya que se alinea con nuestro planeta y el Sol. El 14 de agosto fue el mejor día para ver Saturno por su máximo acercamiento. A simple vista, es un puntito en el cielo que parece estrella, pero no, es un planeta de nuestro sistema solar. También a base de experimentación y muchas pruebas, hemos podido mejorar las imágenes que me encanta compartirles. La emoción de verlo por el telescopio es sin igual y te gana el impulso de compartir con todo mundo un instante de tu experiencia.
¡Saturno está a mil doscientos millones de kilómetros de distancia! Es increíble que podamos, desde nuestra casa, ver sus anillos con un telescopio. Galileo fue el primero en hacerlo, pero pensó que eran lunas. Pero si, casi acierta, ya que los anillos probablemente son el resultado de lunas heladas y rocosas que se acercaron tanto al planeta y por el Límite de Roche (punto más cercano que puede acercarse un objeto masivo) la gravedad las destroza y fragmentos de hielo y roca del tamaño de un terrón de azúcar hasta una casa, quedaron orbitándolo, formando esos anillos a una velocidad de más de 40 mil km por hora.
Sin embargo, los anillos no serán para siempre. Los anillos están desapareciendo a una tasa de velocidad más alta de la que se suponía. La atracción gravitacional está jalando las piezas de hielo y roca para estrellarse con el planeta. Por eso, se estima que Saturno, en 100 millones de años, se quedará sin anillos y se parecerá mucho al planeta Júpiter. Igualmente, hay veces que no se ven, como el 11 de agosto del 2009, que por su posición horizontal hacia la tierra se ven “de canto” y son tan delgados que desde aquí no se perciben. Hay que disfrutarlos mientras los tenga.
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por Braulio Guerra
