Un ataque con ácido casi destruye su rostro; hoy Gloria lucha por justicia y por recobrar su salud

Gloria Hernández fue agredida con ácido en Querétaro a principios del mes de agosto. Cuando las autoridades locales ignoraron su caso, Gloria lo hizo público y obtuvo el apoyo de una red de mujeres que la ayudaron a visibilizarlo y a obtener ayuda del gobierno estatal.

A sus 37 años, Gloria María Hernández Rojas no sabía que el 2 de agosto, después de pasar un rato agradable con sus amigas, su vida cambiaría por completo. Al llegar a su casa esa noche, cuando se bajaba del coche acompañada de su hija, un sujeto le aventó un líquido en el rostro y sustrajo su bolsa. El líquido era ácido.

Gloria subió a su carro y tocó el claxon para pedir auxilio, después su hijo llamó al 9-1-1. Al lugar de la agresión llegó una ambulancia, pero cuando la atendieron no supieron cómo reaccionar y, por la desesperación que le ocasionaba el ardor en el rostro, Gloria tomó su vehículo y manejó rumbo al Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer.

«Ellos (en la ambulancia) me dijeron que no podían ayudarme, yo sentía mucho ardor y les dije que me tomaran el pulso, les dije ‘ayúdenme en mi cara, es donde me arde mucho’, y dijeron que no, que ellos no sabían, que no podían hacer nada. Entonces decidí bajarme de la ambulancia y yo ir en carro particular al hospital», cuenta.

Sin embargo, al llegar al nosocomio ubicado al sur de la ciudad de Querétaro, tampoco supieron cómo atender la lesión que le marcó cara y pecho. Únicamente le hicieron una limpieza y le pusieron una pomada.

El momento de la denuncia

Su travesía comenzó el 3 de agosto cuando acudió a la Fiscalía General de Querétaro a presentar su denuncia. Le asignaron a una fiscal, hizo su declaración y le comentaron que policías acudirían a su domicilio para investigar los hechos, algo que nunca ocurrió. Al contrario, le pidieron esperar por la carga de trabajo que la dependencia presentaba.

«No me volvieron a hablar para nada, no me ofrecieron nada, fue como si hubiera perdido. Yo recabé datos de que había una cámara y fui nuevamente con la fiscal, le dije eso, ‘tengo información, hay una cámara, tengo entendido que los videos se borran’, que me urgía. Le dije ‘me urge, por favor vayan’, y me dijo que no, que me tenía que esperar, que había más casos y que iban por orden, que todavía no me tocaba a mí», lamenta.

Su caso público

Fue así que navegando por internet dio con una entrevista realizada a Annie, quien también fue víctima de una agresión con ácido en la cara en un hecho ocurrido en noviembre de 2018. De inmediato la buscó y, a través de ella, hizo contacto con Alessandra Rojo de la Vega, diputada local de la Ciudad de México.

«Cuando veo la entrevista dije ‘tengo que hacer algo también yo para que me escuchen, para que me ayuden’ y la empecé a buscar en redes. Me contactó en la madrugada y fue ahí cuando ella me contacta con Alessandra, y la diputada súper humana, súper buena mujer, estoy súper agradecida con las dos», expresa.

Su intervención fue valiosa, pues solo así Gloria fue escuchada. Bastó un tweet de la legisladora etiquetando al gobernador Francisco Domínguez y a la Fiscalía, para que el primero respondiera y solicitara los datos de contacto de Gloria, y para que la segunda emitiera un comunicado asegurando que ya había una carpeta de investigación por lesiones producidas con ácido.

«Ha cambiado todo, desde que se hizo público se empezaron a comunicar conmigo, me pusieron atención, ahora sí ya. El gobernador ya se comunicó conmigo, ya platicamos, muy bien se portó. Se va a hacer cargo el gobierno de Querétaro de todos los gastos, al menos eso me dijo», indica.

Además, por órdenes del gobernador, tanto el Instituto Queretano de las Mujeres (IQM) como el sistema estatal DIF se comprometieron a brindarle atención psicológica. Pese a ello, lamenta que fuera necesario hacer público su caso y recurrir a otras instancias para ser escuchada, para ser tomada en cuenta.

«Me da mucha tristeza, mucha impotencia, coraje, no puede ser que tenga que hacer esto. Le dije al gobernador hace rato ‘discúlpeme, no fue intención molestarlo’, pero solo así me hicieron caso, solo así me iban a escuchar y sí, efectivamente, solo así fue como empezaron a hacer su trabajo», recuerda.

Para Gloria, el camino no ha sido fácil y señala que el apoyo y los mensajes de aliento que recibió de más mujeres hicieron menos tortuoso todo este proceso. Pide a todas las mujeres no guardar silencio y hacer todo lo necesario para que sean escuchadas y obtengan justicia.

«Cuando se hizo público, la verdad es que lloré de la emoción, de ver cómo nos unimos la mayoría, muchas, cómo les importas, sabes que no estás sola, porque todo ese mes que no me atendieron sí dije, Dios mío, a nadie le importa, qué voy a hacer. Desesperada. Es algo muy bonito, muy emotivo, les agradezco a todas, sus preocupaciones, sus oraciones, qué bonito se siente, de que ya te escucharon», reflexiona.

Agresiones con ácido en México

En México los ataques con ácido no están considerados como un delito en el Código Penal Federal. Incluso, en Querétaro ya fue presentada una iniciativa en el Congreso para ampliar el catálogo de lesiones por razones de género que permitiría tipificar agresiones con ácido u otras sustancias corrosivas; sin embargo, aún no ha sido discutida por los diputados locales.

La organización Acid Survivors Trust International (ASTI) señala que la violencia con ácido es un fenómeno mundial que no distingue países, pero sí sexo. Y es que aunque los hombres no están exentos de estos ataques, mujeres y niñas son las más afectadas.

De acuerdo con la ASTI, el uso de ácido como arma es un tipo de violencia premeditada. Según datos de la organización, anualmente se comenten alrededor de mil 500 agresiones con ácido hacia mujeres y más del 80 por ciento de los ataques son dirigidos hacia su rostro.

La Ciudad de México, es la única de 32 entidades federativas en la que se castiga este delito en el Código Penal local, donde se sanciona con prisión de seis a ocho años a quien ponga en peligro la vida y produzca la pérdida de un órgano, un miembro o cause una deformidad.

Estas se incrementarán en una mitad para quien atente contra una persona consanguínea, con la que haya existido alguna relación, haya antecedentes de amenazas, y cuando las lesiones sean degradantes o empleen ácidos, sustancias corrosivas o inflamables.

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