“Peter Pan que sale mal”, la puesta en escena donde el error es el camino

Entrevista con Jerónimo Best.
"Peter Pan sale mal", por Próspero Teatro y Lemon Studios.

Disfrutar del teatro con una obra completamente familiar como “Peter Pan que sale mal” es uno de los mejores planes en la Ciudad de México. Dirigida por Adam Meddido, con Próspero Teatro y Lemon Studios como productora, la obra se presenta en el Foro Cultural Chapultepec. Para conocer un poco más del montaje y las ideas detrás de esta producción, platicamos con Jerónimo Best, uno de los protagonistas involucrados en la adaptación.

Me encantaría si puedes empezar platicándome un poquito de la obra de teatro.

Sí, claro. Te voy a platicar de Peter Pan que sale mal, un montaje de tres autores ingleses que crearon este universo de personajes. En México (en este universo), la puesta en escena está a cargo de la Agrupación Dramática de la Universidad Tecnológica de Tlalpan, que están montando la obra y presentando su noche de estreno.

La primera obra que hicieron fue La obra que sale mal, que era El asesinato en la mansión Hadersham, una obra de misterio. Ahora están estrenando Peter Pan. No es necesario haber visto la primera para disfrutar esta, pero los personajes son los mismos: un ensamble maravilloso de personalidades muy cómicas que, por su ineptitud, hacen que todo empiece a salir mal desde el primer momento, incluso antes de que comience la función. Es un efecto de bola de nieve donde cada error genera otro, llevándolos a un caos absoluto, pero perfectamente orquestado para hacer reír al público durante dos horas sin parar.

¿Qué crees que nos diga este interés del público por la imperfección y lo espontáneo sobre el teatro contemporáneo?

La farsa lleva siglos existiendo, no es exclusiva del público contemporáneo. Estos personajes tienen raíces en la comedia del arte y conectan con la gente porque todos nos identificamos con el error. Todos cometemos errores, ¿y qué mejor que reírnos de los errores de alguien más?

Este tipo de humor ha permeado en el cine con figuras como Charlie Chaplin y Buster Keaton, quienes fueron una gran inspiración para los autores de esta obra. Peter Pan que sale mal es una farsa muy física con elementos casi circenses. Los actores arriesgamos el pellejo en escena, lo que genera una fascinación enorme en el público, porque nos ven sufrir mientras ellos se ríen.

Nosotros no salimos a hacer reír al público, salimos con la intención de contar Peter Pan, pero la situación nos rebasa. Para nosotros es una tragedia, pero para el público es una comedia.

Otra delicia de esta obra es la posibilidad de romper la cuarta pared. Como estamos jugando a ser actores que presentan Peter Pan, sabemos que estamos en un teatro y podemos interactuar con el público, improvisar según sus reacciones y hacerlos parte de la obra. Esto hace que cada función sea única.

En ese sentido, Peter Pan conecta con su mensaje original: todos llevamos un niño interior que no quiere crecer, que quiere jugar y disfrutar. La vida adulta nos obliga a olvidarnos de ese niño, pero en este montaje podemos recuperarlo. Lo vemos en cada función: los niños, los adultos y hasta los adultos mayores se la pasan igual de bien. Es un humor que ha trascendido generaciones.

Hablando de la improvisación, aunque mucho parezca espontáneo, debe haber una gran planeación. ¿Cuál es la parte más desafiante de coproducir una obra como esta?

Hay muchos desafíos, pero el mayor es el montaje técnico. La obra tiene muchísimos elementos técnicos: escenografía, audio, luces y dispositivos escénicos que hicieron que los ensayos fueran más complejos. Típicamente, una obra tiene uno o dos días de ensayos técnicos. En este caso, fueron casi tres semanas.

Durante ese tiempo, hubo que coordinar a los actores y al equipo técnico para que cada elemento ocurriera en el momento preciso y de forma segura. Hay vuelos, plataformas giratorias y otros mecanismos que deben ejecutarse con absoluta precisión. Fue un proceso frustrante, pero necesario.

Cuando finalmente nos enfrentamos al público, todo cobró sentido. La meticulosidad del montaje nos permite ahora salir a escena y jugar con la obra. Eso sí, requiere una concentración absoluta. Si perdemos la atención, podría haber accidentes. Pero gracias al rigor de los ensayos, podemos improvisar y divertirnos sabiendo que el soporte técnico es sólido.

Otro desafío es la duración de la temporada. Llevamos más de 300 funciones y eso implica que todos los actores debemos conocer varios papeles para cubrir cualquier eventualidad. Es un proceso constante de ensayos y ajustes.

En cuanto a la interacción con el público, ¿recuerdas algún comentario inesperado que haya hecho alguien del público?

Todas las noches son distintas, pero lo más divertido es cuando hay muchos niños, porque suelen gritar cosas según lo que van entendiendo de la historia. Algunos siguen la trama de Peter Pan, otros captan que algo está saliendo mal y se ríen, y otros inventan su propia historia.

Recuerdo un niño en particular. En la obra, cada actor interpreta varios personajes: por ejemplo, yo hago a George Darling y también a otro personaje. Hay actores que son los hermanos de Wendy, pero también un pirata, o un cocodrilo. Este niño se quedó con la idea de que los hermanos eran siempre los mismos personajes en todas las escenas. En un momento, cuando dos personajes estaban por besarse, gritó: “¡pero si es tu hermana!”. Claramente, el niño había creado su propia versión de la historia y estaba muy metido en ella. Esas cosas nos matan de risa.

Pensando en J. M. Barrie y su amor por lo fantástico y lo fuera de lo cotidiano, ¿qué crees que opinaría de esta puesta en escena?

Creo que le divertiría mucho. La obra mantiene el espíritu de su versión original: apela a nuestro niño interior. A través de la comedia y los errores, el público se conecta con esa parte infantil que muchas veces dejamos de lado. Además, el humor del clown y la farsa permiten reírnos de nuestros propios fracasos y convertirlos en éxito.

El público sale enamorado de los personajes y recomendando la obra, lo que demuestra que hemos logrado lo que Peter Pan busca: que la gente se divierta y sueñe.

Por último, ¿para qué edades está recomendada la obra?

Hemos tenido público de todas las edades, incluso bebés (aunque ellos no entienden mucho y a veces lloran). No hay un límite de edad, pero diría que a partir de los 4 o 5 años ya pueden seguir la historia y disfrutarla mejor.

Es común que cuando decimos “obra familiar”, los papás crean que es solo para niños. Pero aquí, realmente toda la familia se divierte. Es una obra que funciona para todas las generaciones.

La obra de teatro se presenta viernes, sábados y domingos en el Foro Cultural Chapultepec.

Total
0
Shares
Anterior
Johanne Sacrebleu: el arte como forma de protesta

Johanne Sacrebleu: el arte como forma de protesta

El cortometraje Johanne Sacreblue, homenaje a Emilia Pérez, muestra la fuerza del arte y el humor al hacer activismo.

Siguiente
El resurgimiento de la extrema derecha: una respuesta al descontento global

El resurgimiento de la extrema derecha: una respuesta al descontento global

Entendiendo el panorama actual del mundo y las victorias de la extrema derecha.

Podría Interesarte