Probablemente la paz es uno de los conceptos más complejos y a la par sencillos que existen en las Relaciones Internacionales. En términos generales la paz es la ausencia de conflicto y la presencia de seguridad, sin embargo, la dificultad del concepto comienza cuando queremos definir la seguridad: ¿qué es la seguridad? ¿Cuándo te sientes seguro?
Si esta pregunta tiene una respuesta diferente para cada persona, para los Estados es igual. Mientras que para México las prioridades de seguridad pueden ser unas, para India serán otras, esta variación de intereses es el primer obstáculo en conseguir la tan anhelada “paz mundial”. Sin embargo hay muchos académicos que argumentan que sí es posible llegar a un consenso, de hecho ya es una realidad este esfuerzo (la agenda 2030 es un ejemplo de esto).
Resolución de conflictos: Hacia un consenso global en seguridad y amenazas
Como ya mencioné, alcanzar un consenso global es casi imposible. Cada gobierno definirá la seguridad y la inseguridad de manera diferente, no obstante, los Estados están trabajando hacia, si no un consenso global, al menos una comprensión global de la seguridad y las amenazas. Estos lineamientos de unión se deben crear, a mi parecer, bajo cuatro puntos principales:
- Es obligatorio entender que la seguridad y las amenazas tienen varios niveles de análisis y comprensión, y aunque el enfoque varíe, siempre representan una prioridad máxima para los Estados. Lo que significa que el compromiso con la Comunidad Internacional es posible, al menos en cierto grado.
- Deconstruir ciertas normas en el escenario de seguridad internacional es importante. Analizar el mundo actual con ideas del pasado y actuar en función de ellas ha llevado a un estancamiento de las relaciones diplomáticas y del comportamiento, impidiendo su evolución.
- Comprender y aceptar las diferencias entre los Estados es también un factor clave.
- La seguridad debe fragmentarse en sectores más especializados dedicados exclusivamente a los diferentes niveles de seguridad y todos deben ser tratados con la misma importancia. Para que funcionen, deben contar con el apoyo total de la comunidad internacional, esto incluye compromiso, recursos humanos y económicos, así como consistencia.
Una vez logrado el punto medio entre la definición de seguridad y amenazas, para la siguiente etapa es necesario hacer lo mismo pero con el proceso de resolución de conflictos. Para este paso, también podemos resumir los estándares a lograr en cuatro:
- Primero, se debe lograr la conciliación, o al menos una fuerte voluntad de alcanzar la paz por parte de los involucrados, lo que significa tener un compromiso con la causa. Después, los Estados deben decidir entre resolver el problema por sí mismos -a través de un Comité o Panel- o involucrar a una tercera parte neutral; de cualquier manera, los Estados deben ceder -hasta cierto punto- soberanía a los reguladores del conflicto.
- Segundo, es obligatorio recordar que mantener la paz es tan importante y complicado como resolver un conflicto. La transparencia, la rendición de cuentas y todos los niveles de participación -especialmente de la sociedad civil, ya que la mayoría de las veces, la sociedad es la que más sufre durante los conflictos- deben integrarse en el proceso; además, diferentes y nuevas perspectivas deben ser integradas, como la de género.
- Tercero, pensar en el futuro también es clave. Cualquier acuerdo debe ser revisado meticulosamente para que no cause problemas futuros. Ya sea que implique recursos naturales, distribución económica, problemas étnicos o religiosos, el impacto de estos acuerdos hacia las próximas generaciones también es uno que se debe tomar en cuenta. Por ejemplo, en un problema de distribución de recursos naturales, se debe considerar la sostenibilidad para que el problema no resurja en el futuro.
- Cuarto, establecer un gobierno legítimo post-conflicto. Ya sea que la estructura institucional se reforme o se cree para los nuevos tiempos, siempre debe seguir proporcionando los servicios necesarios a su población y comprometerse con sus planes y los acuerdos que se han hecho durante el proceso de resolución de la paz.
Juntando estos ocho puntos, en la época moderna, el mejor esfuerzo que reúne estos puntos y busca llegar a un consenso sobre la seguridad y la resolución de conflictos es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aún así (como era de esperarse), no es completamente funcional para su propósito, aunque sí presenta ciertos beneficios.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: la institucionalización de la seguridad
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) ha tenido ciertos logros al presentarse como una tercera parte neutral -pretendida- en procesos de resolución de conflictos. A través de sus procedimientos, medidas y resoluciones – que han evolucionado con los años para volverse más especializadas y sofisticadas -, el CSNU también ha podido atender crisis de derechos humanos o proporcionar ayuda militar y humanitaria a situaciones de alto riesgo.
Sin embargo, al generar esta institucionalización de la seguridad bajo un régimen global de Estado de Derecho (Rule of Law), en teoría cualquier actor del Sistema Internacional, en este caso los países, debería tener el mismo peso en la toma de decisiones, pero esta afirmación en sí misma marca una contradicción sobre cómo se conforma el CSNU.
Recordemos que este Consejo, hablando específicamente de sus cinco miembros permanentes, tiene partes con mayor peso al tener derecho del veto, por lo que es extremadamente difícil -aunque no imposible- oponerse a ellos. De igual forma, el CSNU carece de la creación de una idea de seguridad, el mismísimo organismo no tiene consenso; cada Estado tiene una visión diferente de lo que significa la seguridad y cómo se logra.
Es por estas complicaciones, más la complejidad del Sistema Internacional, que llegamos a la conclusión que en efecto, la paz no es igual para todos, ni la seguridad, ni las amenazas que aquejan a los países. Si bien, se logra llegar a un consenso que nos ayude a llegar a la tan anhelada paz mundial, esta no se ve posible en un futuro cercano. Bajo esta perspectiva, la dificultad de llegar a un acuerdo es el principal mal de las Relaciones Internacionales
Ana Sofía Rivera